Hace ya unos días vi como empezaban a abrir las terrazas de nuevo. No me di cuenta de lo vacías que estaban las calles hasta que volví a oír ruido. A veces nos ocurre eso, ¿no? Olvidamos con facilidad todo aquello tal y como lo conocíamos para dar paso a una nueva realidad.
Hoy hemos salido a comer fuera. El cambio de humor ha sido instantáneo. La calidez, las conversaciones con desconocidos, una buena paella junto al mar. No he podido dejar de pensar en los hosteleros ese primer día de reapertura. Los nervios a flor de piel, los corazones acelerados barriendo las hojas secas y el polvo acumulados en las terrazas. La disposición de las mesas, la primera comanda. La conversación, las risas, la plenitud. Da gusto aprender a valorar uno mismo lo que le rodea y nunca darlo por hecho. Pero más gusto da vivirlo como observadora y ver que el resto también lo hacen.
Siento que hemos estado en una crisálida todos estos meses. Hay quiénes lo han pasado terriblemente mal, han perdido familiares o han tenido que abandonar un negocio en el que habían invertido todo su esfuerzo y sacrificio durante años. Ha sido devastador para muchísimas personas.
A otros, en cambio, les ha empujado a poner freno y hacerse preguntas para las que hasta el momento no habían encontrado eso tan valorado en nuestra sociedad: el tiempo.
Ha sido un año de mirar hacia dentro. De conocer nuestras verdaderas motivaciones, de preguntarnos a nosotros mismos, con una mano en el corazón, si estamos haciendo lo que realmente deseamos. Si estamos siendo quienes queremos ser. Si estamos mirando nuestras sombras de frente, reconociéndolas y aceptándolas.
Me gusta mirar al cielo y dar las gracias a todo lo que se me ha brindado. A cada uno de los pasos en mi recorrido que me han permitido ser quien soy. Me gusta como su inmensidad me abruma y a la vez me alivia.
Aunque no tenga respuestas para todo y aunque me invadan las dudas, me permito ser y me permito ese momento de conexión con la naturaleza, admirando su complejidad y su grandeza. Soy un pequeño grano de arena en esta enorme playa llamada vida, y doy las gracias por ello.
Que bonita reflexion Melanie,y llena de sentimiento, se percibe como esta escrita desde el corazon y la emocion💓🙏
Gracias 🙂
Precioso Mel! A veces damos por tan hecho las cosas que tenemos que olvidamos agradecer incluso actos tan automáticos como el latido o la respiración que nos son dadas.
Muy optimista y muy lindo.
Totalmente de acuerdo. Es reconfortante tomar conciencia de nuestra existencia y sentirnos vivos.
Muchas gracias.
La magia de la gratitud !!. Tus palabras como siempre dando sentido y conciencia. Muy bueno Mel !
gracias preciosa